Nuestra mente tiene un trabajo súper importante: pensar. Estos pensamientos la mayoría de las veces suelen ser muy útiles porque nos ayudan a analizar, resolver problemas, planificar y tomar decisiones dependiendo de la información que se nos presente. Sin embargo, existen otras ocasiones en que nuestra mente no nos ayuda mucho ya que, de un pensamiento general, suele encontrar enlaces y cadenas de pensamientos que cada vez se entrelazan y enredan entre sí. A esto es a lo que le llamamos: rumiación de pensamiento, o rumia mental.
La rumia mental se presenta en un sinfín de problemas psicológicos, como la ansiedad generalizada, depresión, trastorno de estrés postraumático, trastornos de alimentación, fobia social, hipocondría y por supuesto, el trastorno obsesivo compulsivo, entre otros.
Cuando las cadenas de pensamientos se vuelven interminables, generalmente incómodos y nos distraen de la vida que queremos vivir, entonces es momento de hacerles frente; y no me refiero a luchar con ellos, ¡eso es justo lo que los intensifica!, a lo que me refiero es a voltear a verlos, ponerles atención y notar que son producto de nuestra querida máquina de pensamientos llamada mente, pero no necesariamente tenemos que creerles todo lo que nos dicen.
Veamos un ejemplo:
Piensa en un objeto, el que sea, el que tengas a la vista. Ese será el Objeto #1.
Ahora piensa en otro objeto, lo que sea. Ese será el objeto #2 ¿Ya los tienes?
Te voy a pedir que, por muy tontas o ilógicas que sean mis preguntas, trates de contestarlas, con lo que sea, lo primero que se te venga a la mente, pero no las dejes sin contestar:
¿Cuál de los dos objetos es más bonito? ¿Por qué?
¿Qué objeto es más importante? ¿Por qué?
Haz un enunciado en donde incluyas los dos objetos.
¡Listo!
¿Pudiste contestar todas las preguntas? Estoy segura que sí.
Este es un claro ejemplo de cómo funciona la mente, por muy ilógicas que resultaran estas preguntas, seguramente encontraste alguna conexión. Basta con pensar en una cosa, para que nuestra mente se vaya a “su archivo” y busque relaciones, historias, recuerdos, etc. Así funciona la mente, no es algo que podamos cambiar.
Entonces, si no lo podemos cambiar, ¿Por qué nos esforzamos tanto por eliminar esos pensamientos obsesivos? Porque queremos tratar lo que ocurre en el “interior” (como los pensamientos y emociones) como si fueran eventos externos. Es decir, en el exterior, si no te gusta el ruido que hay, cierras la puerta o cambias la música. Si un lugar no te gusta, te vas. Si una comida te resulta desabrida, la dejas. Esa misma lógica tratamos de aplicarla con los pensamientos, pero no funciona así. Incluso es al revés, entre más los quieres controlar, más se intensifican.
Te voy a compartir 3 formas de lidiar con ellos:
1. “Mi mente me dice que…”
Cada que llegue un pensamiento obsesivo, antepón la frase “mi mente me dice que…”, por ejemplo: “mi mente me dice que me voy a enfermar”. Al hacer esto, identificas al pensamiento como lo que es, sin darle mayor foco.
2. Dale un tiempo para existir
Puedes decir: “le daré 2 minutos a este pensamiento”, o acordar un horario en particular en que te ocuparás de ese pensamiento más tarde. Dedica ese tiempo que definiste a pensar en eso… ¡Si, con cronómetro y todo! Pasado ese tiempo di: “ya te he dado oportunidad, ahora es momento de que haga otra cosa” y elige alguna actividad que sea importante para ti.
3. ¡Gracias, mente!
Cuando los pensamientos sean especialmente incómodos, di: ¡Gracias, mente! como una manera de reconocer que el pensamiento está ahí y que tu mente está cumpliendo su función. De esta manera tratamos al pensamiento como a una persona que reparte volantes en la calle: a veces le aceptamos el volante, a veces no y solo le decimos: ¡gracias!
Si te das cuenta, estos ejercicios no intentan eliminar ni cambiar pensamientos. Ya has invertido mucho tiempo en eso y, si estás leyendo este artículo, es porque seguramente esas estrategias de evitación no te han ayudado. ¿Qué tal si empiezas a darles su lugar como pensamientos y diriges voluntariamente tu acción a las cosas que más valoras?
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