top of page

Poner límites: decir “no” sin sentir culpa

Foto del escritor: tranquilamentepybtranquilamentepyb

Actualizado: 17 ago 2020

¿Te han pedido dinero prestado y aunque quieres decir que no, te sientes tan mal, que terminas diciendo que si?

¿Te ha pasado que no quieres salir con tus amigos, pero te ruegan tanto que terminas yendo?

¿Ha pasado que estés cuidando tu alimentación pero alguien importante para ti te insiste en que comas una rebanada de pastel y por no quedar mal, te lo terminas comiendo aunque después te sientes decepcionada contigo misma?


Aproximadamente a los 2 años de vida, los niños y niñas entran a la etapa del “No”: se oponen continuamente a todo y desean hacer las cosas a su manera. Este es un comportamiento normal, las personas necesitamos aprender a decir “No” para poder tomar decisiones a lo largo de nuestra vida.



Conforme nos vamos volviendo seres sociales, a partir de la edad preescolar y más aún en la escolar, desarrollamos la empatía, es decir, podemos entender cómo se sienten otras personas y vamos descubriendo que formar parte de una sociedad implica ser tolerantes, hacer acuerdos, negociar y muchas veces, ceder; pero hay ocasiones en que lo que está en juego es nuestro bienestar físico y mental, ahí es cuando la cosa debería volverse “No negociable”.


Aquí vale la pena aclarar que empatía no significa ceder ante todo, ya que puedes comprender cómo se siente el otro, pero no necesariamente estar de acuerdo; así que entra en juego otra palabra: ASERTIVIDAD.


Ser asertivas implica comunicarnos de forma efectiva, decir lo que queremos transmitir de forma firme pero respetuosa. Es decir lo que deseamos, sentimos y opinamos. También es decir lo que nos enoja sin dañar con esto a los demás.


Sí, ya sé que se dice más fácil de lo que realmente es. Pero, ¿por dónde empezar para ser congruente con lo que piensas, sin lastimar a los demás?



El primer paso es conocer que todos los seres humanos tenemos “Derechos Asertivos”, según Smith (2010) tenemos derecho:


  1. A juzgar nuestro propio comportamiento, nuestros pensamientos y nuestras emociones y a tomar la responsabilidad de su iniciación y de sus consecuencias.

  2. A no dar razones o excusas para justificar nuestro comportamiento.

  3. A juzgar si nos incumbe encontrar solución a los problemas de otras personas.

  4. A cambiar de parecer.

  5. A cometer errores… y ser responsables de ellos.

  6. A decir “no lo sé”.

  7. A no necesitar la aprobación del otro.

  8. A tomar decisiones ajenas a la lógica.

  9. A decir “no lo entiendo”.

  10. A decir “no me importa”.


Y sobre todo, comprender que las demás personas tienen exactamente los mismos derechos. Verlo de esta forma nos ayuda a asumir la responsabilidad únicamente de nuestros actos y a aceptar que los demás pueden tomar sus propias decisiones.


¿Y cómo empezar a poner límites?

Disco rayado

Cuando compruebes que el otro no acepta fácilmente un “no” por respuesta y otros métodos no han funcionado (por ejemplo, dar excusas), puedes recurrir a esta técnica para detener un trato que valoras como abusivo, injusto, intimidante o coercitivo por parte de la otra persona.


Consiste en repetir, una y otra vez, tu argumento, sin responder a manipulaciones, cuestionamientos, preguntas o chantajes. La pieza clave es la reiteración del discurso, elaborando una frase corta que repitas pase lo que pase, y diga lo que diga tu interlocutor. Por ejemplo:


Alguien: Cómete otra rebanada de pastel

Tú: No, muchas gracias

Alguien: Pero me quedó riquísimo

Tú: No, muchas gracias

Alguien: O qué, ¿Estás otra vez a dieta?

Tú: No, muchas gracias


Puedes darte cuenta que si a la primera pregunta hubieras respondido con alguna excusa o justificación, hubieras terminado enrédandote en dar explicaciones y probablemente terminarías comiendo otra rebanada de pastel con tal de que no te insistan. El tip es perseverar con amabilidad, pero firmemente.




¿Y para poner límites a las críticas?

Banco de niebla

Puede utilizarse cuando nos critican o nos aconsejan y lo percibimos como un intento de manipulación. Se trata de dar por una parte la razón al contrario, pero dejando la decisión de actuar o no de nuestra parte. Deja un mensaje del estilo: “Recibido, ya veré qué hago al respecto”.


Pongamos el ejemplo de una madre que llama a su hija adulta que ya no vive con ella:


Madre: Anoche volviste muy tarde a tu casa, te llamé a las 12:30 y no estabas.

Hija: Es verdad, mamá. Anoche volví tarde a casa.

Madre: Si sigues durmiendo poco, te vas a enfermar otra vez.

Hija: Tienes razón mamá. Si no saliera tanto de noche, dormiría más.


Pongamos otro ejemplo:

Alguien: Has subido de peso, parece que has estado comiendo lo primero que encuentras.

Tú: Es verdad, he comido lo primero que encuentro.

Alguien: Y ese vestido, de verdad que tienes mal gusto.

Tú: Coincido, el buen gusto no es uno de mis fuertes.


Cuando aceptas parte del discurso del otro, pareciera como si lo desarmaras ya que admites su comentario, sin embargo, al ser tú el único juez de tus actos, la decisión de tomar o no acción sobre la crítica, es sólo tuya.



¿Y qué pasa cuando realmente cometiste un error y alguien te lo hace ver?.

Siempre podemos asumir nuestros errores o faltas mediante el reconocimiento decidido y comprensivo de las críticas, asumiendo un rol activo y un compromiso que beneficie la relación.


Existen muchas otras técnicas para trabajar con la asertividad, pero creo que puedes empezar practicando éstas y ver cómo te sientes. Estas herramientas asertivas tienen la gran ventaja de ayudarte a afrontar cualquier discusión partiendo del respeto hacia ti misma(o) y hacia el otro.


Te recomiendo ser paciente, la asertividad es una habilidad que se aprender y que, como todo aprendizaje, es cuestión de práctica.


¿Te cuesta trabajo hacer valer tus derechos asertivos? Podemos ayudarte, da clic aquí


21 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Opmerkingen


© 2023 de TranquilaMente Psicología para tu presente.

El contenido de este sitio está protegido por derechos de autor. 

  • Instagram
  • Facebook
  • Icono social de Spotify
  • YouTube
  • WhatsApp
bottom of page