top of page

Mis emociones prohibidas

Foto del escritor: tranquilamentepybtranquilamentepyb

Es cierto que las personas buscamos constantemente lo placentero, lo agradable, lo que nos hace sentir bien y evitamos lo que nos incomoda, lo desagradable, lo que genera malestar. Lo mismo pasa con las emociones, las dividimos entre las “emociones positivas” que nos encanta sentir todo el tiempo como la alegría y el amor y las “emociones negativas” que evitamos a toda costa como el miedo, el enojo y la tristeza.



Esta evasión se debe, por una parte, a que las sensaciones que tenemos cuando esas “emociones negativas” están presentes nos generan malestar e incomodidad. Por supuesto que no es nada grato sentir taquicardia, sensación de falta de aire, opresión en el pecho, tensión muscular, temblor en el cuerpo, característico del estrés y la ansiedad.


Por otro lado, nos han enseñado desde niños que hay emociones malas, dañinas, que no se deben mostrar y nos educan para reprimirlas. Normalmente están asociadas a muchos prejuicios, que con el paso del tiempo hacemos nuestros, los introyectamos y los volvemos propios.


¿Cuántas veces te han dicho, o tú mismo (a) te has dicho alguna de estas frases?: “No llores, tienes que ser fuerte”, “El que se enoja, pierde”, “Tengo que ser buena persona, no me puedo enojar”, “Qué van a pensar de mí”, “No me puedo derrumbar”



Nos agarramos de estas frases para justificar ese miedo a estar solo (a), la angustia ante lo desconocido, la frustración porque las cosas no salen como deseo, la desesperación por no encontrar la solución a ese problema. Vemos estas emociones como nuestro lado oscuro, negativo, malo al que le tememos tanto que buscamos la forma de ocultarlo, minimizarlo, ignorarlo, incluso hasta nombrarlo de otra forma que nos resulte menos amenazante, sin embargo, eso no hace que ya no exista, no con taparte los ojos desaparecerá. Al contrario, conforme más les damos la vuelta, regresan con mayor intensidad.


Poco a poco nos vamos volviendo expertos en evitar y el precio que pagamos es que desconfiamos de nuestras emociones, de nuestro cuerpo, porque eso que sentimos “está mal” y nos estamos perdiendo la oportunidad de contactar con nuestras necesidades porque es a través de nuestras emociones que descubrimos aquello que requerimos.


Si no reconoces lo que estás experimentando y lo que necesitas, no lo puedes atender; y nadie más podrá darte este mensaje, porque solamente tú sabes lo que estás sintiendo, tú eres el experto (a) en tu vida, en tus emociones y en tus necesidades.


Por ello, es importante que aprendas nuevamente a contactar con esas emociones que te resultan desagradables, hacer las paces con ellas y fomentar una relación de compasión y libre de juicios.



¿Por dónde empezar?


Como todo aprendizaje, es un proceso, que requiere de práctica para poder dominarlo. Puedes comenzar con esa emoción que te resulte desagradable en menor medida, conforme te vayas familiarizando con ella y te sientas seguro (a) podrás hacer con emociones de mayor intensidad.


1. Identifica tus emociones prohibidas y abre la puerta.

Explora cuáles son esas emociones a las que les has cerrado la puerta, que evitas cada que se presentan porque te generan mucha incomodidad. Ya que las tengas identificadas, date la oportunidad de dejarlas pasar, darles la bienvenida.


2. Observa tu emoción.

Mira con curiosidad a esta emoción, es como si estuvieras sentado frente a ella ¿cómo es? ¿qué te hace sentir? ¿qué pasa cuando estás con ella?


3. Nombra lo que estás sintiendo.

¿Cómo se llama para ti esto que estás sintiendo? ¿Cómo lo estás viviendo? Esto te permitirá reconocer que lo estás sintiendo y tomar la decisión de qué hacer.


4. Identifica su intensidad y su temporalidad.

Ponle un número del 1 al 10, de acuerdo al grado de intensidad con el que sientes esta emoción. Ten siempre presente que lo que estás experimentando es en este momento, las emociones son pasajeras, su intensidad cambia y la forma en la que se presentan también.


5. Actúa.

Pregúntate a ti mismo (a) con amor, ¿qué necesitas? ¿cómo te ayudo? y date tiempo para responder. También es una opción no hacer nada en este momento, es válido.



Para trabajar tus emociones más intensas, te recomiendo hacerlo en compañía de un terapeuta, que te acompañe a explorar en un entorno seguro y confiable esas emociones que te están causando mucho malestar, te ayudará a ver eso que tú no ves en este momento y a descubrir tus creencias asociadas a estos estados emocionales.

En Tranquilamente podemos ayudarte a cambiar tu relación con esas emociones prohibidas mediante sesiones de psicoterapia, agenda tu cita aquí.


76 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comentários


© 2023 de TranquilaMente Psicología para tu presente.

El contenido de este sitio está protegido por derechos de autor. 

  • Instagram
  • Facebook
  • Icono social de Spotify
  • YouTube
  • WhatsApp
bottom of page