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Mindfulness: El poder de la atención

Foto del escritor: tranquilamentepybtranquilamentepyb

Despiertas pensando “no quiero ir al trabajo”, te metes a bañar pensando en qué vas a desayunar, desayunas pensando en el trabajo, estás trabajando y piensas en salir, sales y piensas en los pendientes del trabajo, duermes y, con suerte, no sueñas con cosas del trabajo… ¿Te ha pasado?


Situaciones como éstas nos resultan familiares a muchos de nosotros, esto se debe a que vivimos en nuestra cabeza, nuestros pensamientos nos llevan del pasado al futuro a una velocidad impresionante lo cual nos aleja del momento presente. ¿Y por qué es más importante el presente que el pasado o el futuro? ¡Porque es lo único que tenemos en este momento!


Si consideramos que en el pasado nos fue mejor (en el trabajo, en las finanzas, en el amor), nos la pasamos añorándolo, si por el contrario, nos fue mal en el pasado o no nos va como quisiéramos en el presente, nos convencemos de que el futuro será mejor, que la felicidad está allá, en el futuro.


Aquí es donde entra mindfulness o atención plena que es “Prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juicios y sin reaccionar en automático”. (Jon Kabat-Zinn, 1990).


Estar en el presente es una habilidad que todos los seres humanos podemos desarrollar, entre sus principales beneficios se encuentran:

  • Mejora el desempeño: aprendes a enfocarte en una actividad, por lo que puedes terminar más rápido y con menos errores.

  • Mayor empatía: comprendes que las otras personas pueden experimentar los mismos miedos, sufrimientos, esperanzas que tú.

  • Regulación emocional: aprendes a escuchar el mensaje de tus emociones y a aceptarlas todas como parte de tu experiencia.

  • Conciencia corporal: escuchas a tu cuerpo, atiendes sus necesidades y por lo tanto mejora tu salud.

  • Reducción del estrés: “la atención reduce la tensión”. Cuando aprendes a poner atención al momento presente, incluso a la tensión, pero sin ponerle etiquetas de bueno o malo, logras la relajación.

  • Sensación de bienestar en general: te sientes más conectado contigo y con los demás.



Mindfulness tiene sus bases en las tradiciones budistas, sin embargo, Jon Kabat-Zinn un profesor de medicina quien llevaba practicando yoga y meditación desde hace varios años, fue pionero en introducir esta práctica en occidente para pacientes con dolor crónico. Ahora el Programa de Mindfulness para Reducción del Estrés (MBSR por sus siglas en inglés) es el más conocido y estudiado con cada vez más investigaciones que avalan su eficacia.


Como practicante de Mindfulness puedo decir que no es sólo un conjunto de técnicas de relajación, sino la adopción de un estilo de vida en donde aceptas y aprecias la realidad como es, sin juicios, sin esperar que sea diferente, reconociendo que lo que nos causa sufrimiento está en aquello que no aceptamos.


En mindfulness, sintonizamos con las experiencias básicas del vivir, no nos esforzamos por relajarnos o por desaparecer el dolor, las emociones desagradables o los pensamientos repetitivos, sino que los observamos como son, sin juicios.


Al practicar, enfocamos nuestra atención voluntariamente a la respiración, las sensaciones corporales o cualquier experiencia que esté sucediendo aquí y ahora.

Puedes empezar poniendo atención a tu respiración, es la mejor ancla ya que siempre está presente, libre y disponible, normalmente es neutra (ni agradable ni desagradable) y refleja un signo externo de bienestar calculable por la ciencia (es uno de los signos vitales).


Además, desarrollamos actitudes fundamentales como:

  • No juzgar: ni tu experiencia, ni a ti mismo, ni a los demás.

  • Mente de principiante: ver todo con ojos frescos, como si fuera la primera vez.

  • Paciencia: reconocer que todo tiene un tiempo para desarrollarse.

  • Confianza: confía en el proceso.

  • No esforzarse por conseguir un resultado: no tienes ningún lugar a donde ir ni donde estar, tu única cita es con el presente.

  • Aceptación: reconocer y aceptar son los primeros pasos para transformar.

  • Soltar / ceder: no apegarse a un resultado, a una experiencia o a una persona.

  • Gratitud: agradecer por lo que sí tienes.

  • Generosidad: compartir tu conocimiento.


Para lograr beneficios duraderos, es importante combinar 2 tipos de práctica:

  • Formal: destinar un tiempo específico al día para meditar sentado, acostado y/o caminando.

  • Informal: llevar voluntariamente toda tu atención a tus actividades cotidianas.



Nota: en la meditación mindfulness, no necesitas sentarte en flor de loto o poner las manos en una posición en particular, simplemente buscar una posición cómoda, que represente dignidad y disposición para llevar a cabo la práctica.


¿Cómo puedes incorporar mindfulness a la vida cotidiana?


Empieza utilizando todos tus sentidos:

  • Estira tu cuerpo, siente cada movimiento.

  • Come con todos los sentidos: observa, toca, huele, escucha y saborea tus alimentos.

  • Camina lentamente, notando las sensaciones de tu cuerpo al caminar.

  • Cuando estés con alguien, mírale a los ojos, escucha atentamente, sin crear historias en tu cabeza ni pensar en tus respuestas, sólo escucha.

  • Trata de hacer una sola cosa a la vez. La multitarea es un mito.

Realiza tus actividades diarias con conciencia pero sin forzarte a sentirte relajado o que ocurra algo en especial.

Permítete simplemente conectar contigo a través del recurso más importante y gratuito que tienes, tu respiración y tus sentidos.


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