Si has experimentado gastritis, colitis, acidez, diarrea, estreñimiento cuando estás bajo mucho estrés, esto te interesa.
Seguramente te ha pasado que al tener mucho trabajo, en época de exámenes, preparando el lanzamiento de un nuevo proyecto, o ahora en la pandemia trabajando desde casa, estando al cuidado de los hijos y haciendo labores domésticas te sientes abrumad@ y saturad@; y cuando menos te das cuenta tu sistema digestivo ya te lo está haciendo saber.
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Muchos de los malestares estomacales (que van desde cólicos, inflamación abdominal, gases, mala digestión, diarrea, acidez de estómago y pérdidas o exceso de apetito, entre otros) están estrechamente ligados con el estrés.
Lo que sucede es que al estar bajo altos niveles de estrés todas las funciones relacionadas con el sistema digestivo se detienen, para dar más energía a nuestros músculos, el corazón o los pulmones y así preparar al cuerpo para las respuestas de estrés: luchar o huir.
Si después del evento estresante, tu cuerpo se relaja y regresas a un estado de calma, tus funciones digestivas también se restablecerán. Pero, imagina que esto continúa por varios días, semanas o meses, el sistema digestivo no contará con la energía que necesita para funcionar de manera adecuada y estará trabajando a marchas forzadas.
Alteraciones más comunes en el sistema digestivo que se relacionan con el estrés
Desajuste en la regulación del apetito.
Comúnmente sucede que aumenta la sensación de hambre por un lado y por otro disminuyen el gasto energético y se multiplica el almacenamiento de grasa, o bien, se puede llegar a suprimir el apetito, de tal manera que se disminuya considerablemente la ingesta de alimentos. Ambas respuestas (comer en exceso o la reducción drástica del apetito) pueden desembocar en problemas de salud serios por falta de nutrientes fundamentales.
Úlcera péptica.
Es lo que más relacionamos con el estrés, sin embargo esto no significa que sea el responsable directo de la úlcera, pero sí existe una relación entre ambos. Lo que sucede es que el estrés crónico hace que el sistema inmunológico no tenga la fuerza para luchar contra las bacterias que son responsables de provocar una úlcera en el estómago.
Diarrea.
La principal misión de nuestro intestino es el aprovechamiento de nutrientes provenientes de los alimentos que ingerimos y formar las heces con los residuos sobrantes. Sin embargo, al experimentar estrés los residuos digestivos avanzan con demasiada rapidez por el tracto intestinal sin dar tiempo a que la digestión concluya en un conjunto de heces secas.
Síndrome del intestino / colón irritable.
Este síndrome se caracteriza por contracciones del colón demasiado frecuentes, siendo otro de los factores que pueden desembocar en diarrea. Por el contrario, demasiadas contracciones, acompañadas de una posible desorganización por episodios bastante largos de estrés, pueden empujar los contenidos del colón en sentido contrario produciéndose episodios de estreñimiento.
¿Qué hacer?
Comienza por incorporar estos hábitos a tu vida:
Desayuna siempre. No es sólo un dicho eso de que el desayuno es el alimento más importante del día, es verdad, tu cuerpo necesita energía para comenzar a trabajar o de lo contrario comenzará a segregar cortisol, la hormona del estrés.
Come con atención plena. Prestando atención con todos tus sentidos a los alimentos que consumes: obsérvalos, huélelos, si te es posible tócalos con tus manos, escucha el sonido al masticarlos y siéntelos con tu boca antes de tragarlos.
Dedica un tiempo específico a consumir tus alimentos. Programa en tus actividades del día de 30 a 45 minutos para comer, sin realizar otra actividad al mismo tiempo, sólo dedicarte a comer con calma y consciencia.
Procura una alimentación balanceada. Selecciona alimentos que nutran a tu cuerpo, que sean naturales y de los diferentes grupos de alimentos. Evita los alimentos procesados y los excesos, sobre todo de azúcares y grasas.
En conclusión
Si bien hay medicamentos específicos para cada uno de estos malestares y que pueden ayudar momentáneamente a disminuir la incomodidad que producen, no dejan de ser un remedio temporal, ya que lo que está de fondo es el estrés y es lo que tiene que ser atendido.
Claro que si es necesario, busca atención médica y combínala con acompañamiento psicológico para lograr un cambio de raíz en tu estilo de vida, teniendo herramientas para afrontar las situaciones estresantes. En nuestro programa Vive TranquilaMente te acompañamos en este proceso para recuperar tu bienestar físico y emocional.
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