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Efectos del estrés en el sistema inmune

Foto del escritor: tranquilamentepybtranquilamentepyb

Como hemos abordado en otros artículos de este blog, la respuesta de estrés no es algo malo o negativo, por el contrario, es una capacidad que tiene nuestro organismo y que necesitamos todos los seres vivos para la supervivencia. Al percibir una amenaza (que ponga en riesgo nuestra vida o no) desplegamos todo un mecanismo de activación para mantenernos alerta y protegernos de cualquier peligro.



Las principales sustancias segregadas durante esta respuesta de estrés son la adrenalina y el cortisol.

La adrenalina nos pone alerta en situaciones de tensión, activa nuestra frecuencia cardiaca, eleva la presión arterial y aumenta la energía.

El cortisol, por su parte, aumenta los niveles de glucosa en sangre, de esta manera, nuestro cuerpo se prepara para luchar o huir.


Consecuencias del exceso de adrenalina y cortisol

Hasta aquí estamos hablando de que la segregación de adrenalina y cortisol es “normal” en tanto que nos ayudan a enfrentar de mejor manera las situaciones de estrés, sin embargo, también pueden ser perjudiciales si son liberadas en forma continua. En el caso del exceso de adrenalina puede ocasionarnos hipertensión, dolor de cabeza, náuseas e insomino. Por su parte, el exceso de cortisol afecta el sistema gastrointestinal (indigestión, úlceras, colitis, colon irritable), el sistema cardiovascular (enfermedades crónicas del corazón, infartos), problemas de la piel (piel opaca o grasa, resequedad, descamación, herpes, psoriasis, acné) y si, problemas del Sistema Inmune: las defensas bajan (mayor probabilidad de enfermedades respiratorias, alergias, enfermedades autoinmunes como el Lupus, entre otras.


El estrés crónico (continuo y elevado) disminuye el número de células B, encargadas de producir anticuerpos, también disminuye la actividad y funcionalidad de las células NK, encargadas de destruir células tumorales o infectadas por virus. Ambas células, forman parte del grupo de los linfocitos y tienen una función importantísima en la defensa del organismo.


Todo esto te lo contamos no para que te lo aprendas de memoria o para que te asustes, sino porque es importante que sepas que en tu cuerpo tiene una maravillosa fuente de protección y una capacidad increíble de recuperar su equilibrio, siempre y cuando se lo permitas.


Evidentemente no todas las personas respondemos de la misma manera ante las distintas fuentes de estrés, por lo que es necesario que identifiques cuáles son las situaciones que te lo generas y que aprendas a reconocer las señales de que el estrés ya no está siendo sostenible a largo plazo.


¿Cómo puedes saber si tu sistema inmune se está viendo afectado a causa del estrés?

  • Si tienes infecciones recurrentes (resfríos, bronquitis, sinusitis, diarrea, etc.)

  • Si te aparecen recurrentemente herpes.

  • Si te han aparecido hongos en la boca o garganta.


Recomendaciones para cuidar tu sistema inmune

  1. Mantén una alimentación sana. No nos cansaremos de invitarte a mantener una alimentación rica en frutas, verduras, proteínas, granos y grasas saludables. En este artículo te compartimos más sobre que sí y no comer en caso de ansiedad.

  2. Di NO a la multitarea. Hacer (o tratar de hacer) varias actividades al mismo tiempo, mantiene a nuestro cuerpo en un estado de alerta. Haz sólo una actividad a la vez.

  3. Aprende a delegar. Va de la mano de la recomendación anterior, saturarte de actividades contribuye a mantener tus niveles elevados de estrés. Prueba empezando a delegar tareas sencillas pero que te consumen tiempo.

  4. Practica algún deporte o haz actividad física. Esto aumentará la oxigenación, generará endorfinas (aumentando la sensación de bienestar), además de mejorar tu sistema cardiorrespiratorio.

  5. Duerme bien. Es otra necesidad básica de nuestro cuerpo, el aumento de cortisol nos impide dormir bien, y al no dormir bien, aumenta el cortisol, por lo que se vuelve un círculo vicioso. Encárgate de buscar en la medida de lo posible condiciones adecuadas para el sueño: 7 a 9 horas, total oscuridad, aislar el ruido y disminuir el uso de pantallas.

  6. Realiza ejercicios de respiración y/o meditación. Cada vez hay más evidencia científica sobre cómo las células NK (de las que te hablé arriba) son muy sensibles a las técnicas de relajación e imaginación guiada.

  7. Pide ayuda. Si sientes que el estrés te está rebasando, se vale pedir ayuda: pedir a tu jefe un reajuste en las actividades, hablar con tu pareja y/o familia.


Si consideras que tus niveles de estrés están deteriorando tu salud física, no dudes en buscar ayuda médica y psicológica.


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